Se encuentra emparentado y se asemeja mucho en apariencia
física al leopardo (Panthera pardus), pero generalmente es de mayor tamaño,
cuenta con una constitución más robusta y su comportamiento y hábitat son más
acordes a los del tigre (Panthera tigris). Si bien prefiere las selvas densas y
húmedas, puede acomodarse a una gran variedad de terrenos boscosos o abiertos.
Está estrechamente asociado a la presencia de agua y destaca, junto con el
tigre, por ser un félido al que le gusta nadar.
En las civilizaciones precolombinas de México, Guatemala y
Perú, el jaguar era venerado como una criatura divina. Pero el respeto hacia
este animal se perdió cuando empezó a ser cazado por su piel. En los 60
particularmente hubo una disminución significativa de ejemplares, con más de
15000 pieles de jaguar sacadas de la Amazonía brasileña anualmente, por lo que
la Convención sobre en Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) en
1973 consiguió una brusca disminución del comercio con sus restricciones.
Actualmente el comercio internacional de jaguar o de sus partes está totalmente
prohibido.
Aun así hoy en día, la caza por su piel sigue siendo una
amenaza. Y aunque estén bajo protección en los países Sudamericanos, siguen
muriendo jaguares a manos de los rifles de los ganaderos. En algunos sitios,
como por ejemplo en Guyana Francesa, todavía se sigue permitiendo la caza del
jaguar.
La especie ha perdido el 37 % de su rango histórico, y su
condición es desconocida en un 18 % del territorio adicional.
Debido al difícil acceso de algunas de las zonas que habita,
y a sus hábitos nocturnos, muchas veces estimar la cantidad de jaguares es
difícil.
Por lo tanto el
jaguar es un felino que despierta muchas pasiones entre las personas por
su belleza y fortaleza, pero desgraciadamente esto no lo convierte en inmune a
las amenazas a sí mismo y a su medio ambiente.
Aunque actualmente no está amenazado de manera global según
la IUCN, aunque sí que está próximo a la vulnerabilidad, si concretamos un poco
más vemos que en cada uno de sus países de manera individualizada sí que tiene
muchos problemas, y en algunos de ellos incluso está en peligro de extinción, o
ya ha desaparecido.
Por todo esto no hay que quedarse esperando y hay que actuar
ya, como se está haciendo en la inmensa mayoría de las áreas donde se le puede
encontrar.
Según la información de la UICN (2002), sobre la base de
estimaciones de densidad y rango geográfico (Nowell y Jackson 1996), se estima
que la población de jaguar presenta menos de 50.000 ejemplares adultos, con
tendencia a la baja debido a la persecución y la degradación de su hábitat y
presas, y podría clasificarse como vulnerable si esta tendencia persiste, o si
se obtiene más información disponible sobre la especie que lo verifique.
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